Saturday, 04 de May de 2024


+ Elecciones 2013: de sobrevivencia + Sistema electoral quedó devastado




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Como si no hubiera habido ya alternancia en la presidencia de la república, disminución del poder electoral del PRI y organismos electorales autónomos del Estado, las votaciones de ayer domingo en trece estados de la república hicieron trizas el sistema electoral.

El PAN y el PRD convirtieron elecciones no estratégicas en las votaciones del fin del mundo pero a costa de desgastar la credibilidad del aparato electoral ante los ciudadanos. El asunto de fondo se localizó en el temor al factor Peña Nieto en el regreso del PRI a algunas posiciones de la república.

 

 

Pero la oposición tenía sus propias razones, aunque ajenas a la circunstancia electoral precisa: el PAN vio a un Gustavo Madero jugándose su presidencia del partido luego del fracaso electoral de julio del 2012 cuando Madero era también presidente del partido y el PRD tuvo que adelantar su agenda de lucha de posiciones contra la intención de López Obrador de desfondar al perredismo.

 

 

El desgaste electoral por la estridencia del PAN y del PRD y la reorganización del aparato electoral del PRI devastó el sistema electoral que había pasado del control absoluto del PRI a una estructura armada en el congreso plural aunque enredada por la partidocracia. La experiencia de la elección no estratégica del 2013 obliga a los partidos a rehacer toda la estructura electoral.

 

 

Lo malo para los partidos es que carecen de tiempo político y estarán dominados por las pasiones poselectorales. Un indicio revela el horizonte político incierto del sistema electoral: pese a una orden del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el PAN y el PRD se negaron a acatar la urgencia nombrar al consejero electoral del IFE que debe de sustituir a Sergio García Ramírez. Las razones son lo de menos; al final, los partidos siguen demostrando desconfianza en la estructura electoral que depende de ellos.

 

 

Si los partidos están limitados por el tiempo, vienen tres fechas clave del calendario electoral:

 

 

--Las elecciones para renovar la Cámara de Diputados en el 2015, con los indicios de una reconstrucción del PRI como partido dominante. En la actualidad la bancada priísta en la Cámara es del 42%, contra 23% del PAN y 21% del PRD. La reconquista priísta de gobiernos estatales ha abierto la posibilidad de recuperación de distritos electorales.

 

 

--La elección de gobernador en el 2015 en ocho estados, seis de ellos en manos del PRI, y de jefes delegacionales en el DF dominado por el PRD.

 

 

--Las elecciones presidenciales del 2018 en las que el PRI tiene desde ahora ventaja porque la oposición PAN y PRD sólo ha mostrado competitividad cuando acude aliada en suma de votos y por tanto no debe descartarse el escenario de un candidato presidencial PAN-PRD, aunque a favor del PRI va a correr la necedad de López Obrador de ser candidato presidencial para dividir los votos opositores.

 

 

El fondo del sobrecalentamiento del proceso electoral local en trece entidades de la república se localizó en la incapacidad del actual sistema electoral para garantizar elecciones. La oposición diseño y agotó el sistema electoral vigente y se requiere una nueva estructura total del aparato electoral. Pero los partidos enfrentarán los absurdos totalitarios de los partidos; el PRI hizo un sistema electoral para afectar a la oposición y hoy la oposición quiere uno para soslayar al PRI.

 

 

Lo malo para el país es que ninguno de los tres partidos dominantes tiene una propuesta de sistema electoral para la democracia y los tres quieren ganar las elecciones fuera de las urnas y a través de mecanismos de presión que secuestran las elecciones democráticas. De todos modos, las elecciones del 2013 agotaron el sistema electoral y los partidos tienen prácticamente dos años para rehacerlo.

 

 

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